domingo, 26 de octubre de 2014

No me gustan los PDF



Tengo un colega, que siempre que entro en mi tienda friki habitual y me compro un nuevo libro rolero me mira raro, y me repite lo mismo, “¿para qué lo vas a comprar si últimamente no jugamos a nada?” Yo siempre contesto con un escueto, “coleccionismo”, pero él parece no comprenderlo. Coleccionismo en el más puro sentido de la palabra, sencillamente coleccionismo…No sé si me entiende. Y no os preocupéis si no lo entendéis, mi novia, cada vez que compro algo nuevo tampoco lo entiende, pero asume mi hobby con cierto estoicismo, y no le va mal. También hay mucho síndrome de Diógenes disfrazado de auténtico coleccionismo, ya lo decía Velasco, pero eso enlaza con la cuestión que quería plantear como cabecera de este artículo, no adelantemos acontecimientos.

¿Cuanto tiempo invertiste en ellos?, ¿de cuantos te desprenderías?


La razón por la cual no me gustan los PDF consiste en que creo que leer rol es un viaje iniciático que se disfruta en soledad, y que incluye el  hecho de comprar el libro en cuestión, pasar sus páginas, sentir el aroma de la tinta recién impresa (cuando es nuevo) o disfrutar adivinando sus pormenores cuando está usado.  La paciencia de comprar al precio adecuado cuando hablamos de reliquias roleras, leer el libro y divertirse con la palabra escrita mientras se asimilan conceptos y reglas que después explicarás a tus jugadores, o sólo por el simple placer de hacerlo, son cosas que diferencian al auténtico coleccionista del acumulador de libros. Incluso con independencia de que después consigas jugar a ese juego en concreto.

Jugar y coleccionar rol, como dar cera y pulir cera, son dos cosas distintas que sólo en ocasiones responden a una misma lógica.

La diversión va implícita en la explicación del sistema o la ambientación, porque un manual que no es divertido, que no transmite entusiasmo, (como decía en una entrada anterior), y cuya lectura no engancha, no es un auténtico manual de rol, es un prospecto, la lista de los Reyes Godos, menos que nada. 

Aquelarre desempeña muy bien ese cúmulo de emociones del que hablo. Desde la portada, a su lectura, pasando por la inscripción del reverso; el antes y después de haberlo terminado, es algo que tiene un valor intrínseco al propio libro.


 Entiendo que se pueda leer rol en PDF, pero esa clase de consumo rápido es muy distinta al hecho de coger un libro entre tus manos y sentir el concepto de propiedad de forma muchísimo menos difusa que un frío fichero informático. No me malinterpretéis, he descubierto muchos buenos juegos de rol en PDF, pero a la postre ello siempre termina desembocando en la compra del manual físico.  El PDF es para mí, una simple herramienta que me permite distinguir lo que me gusta de lo que no, pero nada más allá. No puedo dejar de pensar que uno no es auténticamente dueño de un manual hasta que no lo tiene en su casa, y el resto no deja de parecerme más que un simple simulacro, de como dice la canción, “tengo, tengo, tengo…Tú no tienes nada”.

8 comentarios:

  1. Hablando de los PDF, cuando se trata de lo "virtual", de lo informático, lo que veo es que los "libros" en ese soporte no son libros "de verdad", o visto-dicho de otra forma, son menos reales que los libros físicos.

    Ésta es una cuestión en la que la ausencia de ontología inherente al materialismo oficial, impide profundizar.

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    1. Yo al menos lo veo así. Pierde mucha gracia ver un libro en la pantalla de una tablet. A modo referencia el PDF está muy bien, porque además te permite poder ver cosas a las que de otro modo quizás no tendrías acceso, pero a la hora de la verdad, decir que tienes 10 gigas de libros, dista muchísimo de la sensación que da tener tus libros favoritos en una estantería en tu casa.

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  2. Sobre lo de cuales me desprendería de mi colección... De ninguno.

    Por otro lado ya sabes que pienso cómo tu. Con un libro físico nada se puede comparar.

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    1. Vender, si que vendí alguno, por aquello de que los buenos juegos se disfrutan, y los malos juegos se sufren. Me daba ojeriza ver la tercera edición de warhammer en mi estantería. Con la cuarta edición de D&D me pasa a lo mismo. Son los dos únicos juegos que tienen el dudoso honor de haber salido de mi casa. Ahora estoy pensando seriamente en vender mi pequeña colección de Pathfinder, no porque sean malos libros, sino porque cuando un juego se me hace inabarcable por la gran cantidad de manuales que salen, me término agobiando. Me gustaría tener y leer todo lo que sale, y es imposible (al menos para mi lo es), así que prefiero juegos que pueda acotar con relativa comodidad.

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  3. Para mí el pdf tiene un sentido práctico y punto. Me sirve como tú dices de "demo" para ver si me merece la pena comprar un producto y también para imprimir aquellas secciones más recurrentes y alargar la vida de los manuales. Tengo muchos pdfs, pero es que la sensación de llevarse un manual a casa (o de que te llegue por correo) y tenerlo en las manos, pesarlo, olerlo (ese olor...) y sentarse con un café a disfrutarlo, es algo ritual para mí. Porque así empecé, flipando con los manuales de Merp y aD&D.


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    1. Es que me parece súper lícito que tras haberme gastado 50€ en alguno de los manuales de Edge, quiera conservarlo en el mejor estado posible. Fotocopiar partes del manual para jugar, a veces es muy necesario. Eso si, no se te ocurra guardarlas en el interior del propio libro. Hice eso mismo con mi manual de Elric y al tiempo se amarillearon las páginas justo por donde guardé mis apuntes.

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  4. A mí sí me gustan los PDFs, aunque admito que prefiero el libro físico. Los PDFs para mí han sido la respuesta adecuada al hecho de que antes había que comprar el libro cuando salía o te arriesgabas a no tenerlo nunca, o a comprarlo a precios prohibitivos. Desde que puedo comprar PDFs (y compro muchos) no tengo tanta ansia por pillar la última novedad, porque siempre podré pillarla comprarla más adelante, o incluso imprimirla si fuera necesario.

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  5. ¡Que sorpresa! Encontrarme con parte de la biblioteca del Refugio del Sátiro como imagen de apoyo del articulo.
    : )
    Coincido en que el formato digital no puede substituir del todo al formato físico. Cada uno tiene sus ventajas, somos nosotros quien debemos aprovechar-los y utilizar cada formato según la situación y necesidad. Siempre es mejor tener opciones que no tenerlas.

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